miércoles, 27 de abril de 2016


"La gente feliz no tiene historia. En el desconcierto, la tristeza, cuando uno se siente quebrantado o desposeído de sí mismo, experimenta la necesidad de narrarse. He querido hacer escuchar aquí las voces de tres mujeres que se debaten con palabras en situaciones sin salida. Una tropieza con una ineluctable fatalidad, la de la edad. La segunda conjura por medio de un monólogo parafrénico la soledad a donde la ha arrojado su egoísmo exacerbado. La mujer rota es la víctima estupefacta de la vida que ella misma se eligió: una dependencia conyugal que la deja despojada de todo y de su ser mismo cuando el amor le es rehusado. Sería en vano busca moralejas sobre estos relatos; proponer lecciones, no; mi intención ha sido totalmente diferente. No se vive más que una sola vida, pero, por la simpatía, a veces es posible salirse de la propia piel. He querido comunicar a mis lectores ciertas experiencias de las cuales participé de esa manera. Me siento solidaria de las mujeres que han asumido su vida y que luchan por lograr sus objetivos; pero eso no me impide al contrario interesarme por aquellas que, de un modo u otro, han fracasado, y, en general, por esa parte de fracaso que tiene toda existencia".

Simone de Beauvoir

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